Seducción,ese oscuro demonio.

Del flirteo y otros demonios
Por Sandra Perez Celiz
¿Quién no vio algún documental sobre cómo son los flirteos entre las distintas especies
animales? Un capítulo importante y revelador es el de las Aves del Paraíso, donde el
macho de alguna especie, construye su nido con esmero esperando la aprobación de
la fémina, que acude al imperativo del “pasen y vean” para ellas, cual turista que va al
Barrio Rojo de Amsterdam, buscando la casita mejor construida, la más grande o más
segura…
“Un flirteo es como un romance a ritmo acelerado. Un
romance es un flirteo a ritmo lento.” Billy Wilder.
Y es que, aunque ha corrido mucha agua bajo el puente desde
que John Gray escribiera «Los hombres son de Marte,
las mujeres de Venus», la cuestión del flirteo sigue siendo
(consciente e inconscientemente) el primer contacto con la
persona de la que gustamos, y cuyos signos difieren si el emisor
es hombre o mujer.
¿Qué signos? Pues aquellos que no podemos evitar, o lo que
hacemos inconscientemente, y que cual Jinete del Apocalipsis de
la forma no verbal del asunto, emergen y avanzan poniéndonos
en evidencia a ojos de un buen observador…
“Flirtear es el arte de hacer caer una mujer en tus brazos sin
caer tú en sus manos” Sacha Guitry
Hombres.
Suele ser el que inicia el contacto físico cuando flirtea, y el que da
más signos físicos de la operación que está llevando a cabo…
Dilatación de las pupilas: pues es así de básico, simplemente se
dilatan al mirar a la persona de su interés.
Levantar las cejas. Mantener la mirada, esperando respuesta
similar.
Entreabrir la boca al mirar. Hombros hacia atrás.
Poner la mano sobre el hombro de la susodicha. Manos en la
cintura o cinturón.
Bailoteo leve. Jugar a alisar el pelo. Estirar la ropa o acomodar la
corbata.
Si está sentado, abrirá sus piernas, y las explicaciones en este
inciso… sobran.
“Un flirteo es como una pastilla; nadie puede predecir
exactamente sus efectos secundarios.” Catherine Deneuve.
Mujeres.
Nosotras con el campo gestual más desarrollado por aquello de
que la mujer en situación social sonríe y expresa más emociones
con su rostro que el hombre.
Los pies alineados y señalando la persona de interés… porque
normalmente el pensamiento se alinea con lo físico.
Jugar con el cabello… Si no puedes dejar de tocarte el cabello y
mirarle a los ojos mientras lo haces… es tan revelador como cien
flechas señalando y haciendo blanco…
Una mujer que quiere flirtear con un hombre suele ser la primera
en iniciar el contacto mirándole fijamente y reduciendo la
distancia entre los dos.
Cruza y descruza las piernas si está sentada, o se quita un
zapato, dejándolo colgar desde el borde de los dedos y lo agita,
puede que golpee sus piernas, las abra o cierre, o juegue con un
objeto cilíndrico, lama sus labios, o ya en el colmo del éxtasis
inconsciente, o no, incluso los muerda…
Nosotras tenemos el mando a distancia o accionamos el botón de
la interacción y decidimos el ritmo y rapidez con la que progresa
el intercambio de signos…
Un buen flirteo es como un buen márketing… y si no que se lo
digan a los perfumes, cuyos anuncios son el abc de sus signos
más empalagosos y no por eso.. menos eficaces como reclamo
comercial.
¿Y cuándo no hay respuesta o la hay pero negativa?
Simple. Brazos cruzados, puños cerrados, un brazo rascando
otro, un bostezo, ceño fruncido, falta de contacto visual, pierna
cruzada, manos en los bolsillos… mal asunto…
¿Y por Facebook cómo andamos?
Traslada los comportamientos del flirteo a me gusta, toques,
charlas, profusión de emoticonos, rapidez en una respuesta… la
cosa no difiere mucho.
Y si el lenguaje no está claro, hay una app para la reina de las
redes que nos dice con quienes de nuestros amigos podríamos
tener o no compatibilidad para un encuentro sexual, es decir, el
tren bala del flirteo…
Gratuita, discreta y en español, se llama “Darse con amigos”, y
son ellos los que la usan más que ellas… Permite un ranking de
cómo andamos en el mercado, y cuando los dos contactos
cruzan su interés, la app les notifica que ambos quieren tener un
contacto… más profundo.
Volviendo a los pajaritos casitas o plumas, recuerdo una visita al
zoo en familia, y mi hija persiguiendo al pavo real que andaba
suelto por el predio, y que ante la mirada ávida y curiosa de mi
niña desplegó majestuoso su abanico de plumas… un candidato
merecedor de esa app con urgencia!
Si siempre te encuentran los hombres equivocados… será que no
envía las señales adecuadas?
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