Fútbol: Sentimientos encontrados

El negocio del corazón o como hacer dinero con la pasión.
Fútbol: Sentimientos encontrados
El negocio del corazón o como hacer dinero con la pasión.
Las explicaciones sobre los sentimientos humanos tienen miles de puntos de vistas y razones. Tenemos el amor, odio, celos, envidia, tristeza,alegría y quizás la más desconcertante que provoca todas estas y muchas más sea una: la pasión por el fútbol.
Será que ese desmedido sentimiento es algo saludable o, como algunos analistas indican, un atraso en las relaciones humanas? El último mundial en Brasil puede dar indicadores inquietantes. Después de partidos intensos, en las redes sociales se comprobó como resurgieron antiguas desavenencias entre países, alimentadas por disputas en los campos de juegos, donde relatores deportivos hacen de estas luchas épicas y nacionales. En tiempo, son 22 jugadores profesionales, normalmente todos millonarios, participando de un negocio dirigido por una entidad mundial ( FIFA) que esta acusada de sobornos, corrupción y manejos oscuros de miles de millones de dólares, en los que también empresas privadas promocionan sus negocios a nivel mundial. Y todo esto alimentado por la famosa pasión futbolera de los habitantes del planeta. Hay algo podrido en todo esto y muchos no consiguen olerlo.
Fútbol: una cuestión de estado
Hace mucho tiempo que este deporte se transformo en cuestión de estado en muchos lugares. La utilización política de los resultados futbolísticos es parte de la agenda de los candidatos o gobernantes. Si una selección resulta campeona, su gobierno de turno probablemente intentara captar los sentimientos de euforia y nacionalista a favor. De la misma manera políticos no muy populares evitan aparecer en los estadios para no ser silbados por las masas y en el caso de una derrota, no ser llamados de » mufas». Las recepciones de los ganadores en sus lugares de origen siempre son una excelente oportunidad para que se exalte el orgullo patriótico por parte de sus gobernantes. El discurso presidencial es infaltable, y la idea de que todo se puede es lanzada como mensaje. Será que todo se puede? Tengo mis dudas.
Una cuenta paga por todos
Organizar una copa del mundo no es algo barato. El famoso » padrón FIFA» determina el gasto de miles de millones en obras, lo que hace de esto una música maravillosa a los oídos de los políticos. La corrupción y desvío de dinero precisa de algo fundamental: motivo. Ya se sabe que las mega-obras no son otra cosa que la justificación para el robo, independientemente de la necesidad. Una represa hidroeléctrica no despierta tanto entusiasmo como un mundial de fútbol y la generación del primer megavatios no sacude a la sociedad como el partido inaugural de la copa. Y en ambos casos las sumas invertidas son casi las mismas. Un mundial bien hecho queda en la memoria de la sociedad, una represa que genera energía por 50 años no tanto, por no decir nada. Los ejemplos son muchos, desde el Mundial de Argentina donde se intentó ocultar la matanza de ciudadanos por la junta militar hasta el actual en Brasil que despilfarró una enormidad de dinero en obras dudosas. Si de corrupción se trata, no sólo las obras están en la mira de la justicia. La reventa y tráfico de entradas para los juegos destapo más un escándalo envolviendo a la FIFA y sus dirigentes. El hambre por dinero de esta gente no tiene tamaño, y para eso cualquier posibilidad es usada, no importa se es legal o no. Y en el caso que sea ilegal, como era la venta de bebidas alcohólicas en estadios por la legislación brasileña, la solución fue simple, derogaron la ley y listo, todos a beber. Una curiosa y lo mínimo escandalosa solución para un problema.
Ese oscuro objeto del deseo
Y si todo esto no bastase, en lo deportivo también se corren historias oscuras. La famosa final de Brasil y Francia, donde las malas lenguas dicen que una multinacional (Nike) obligo a escalar un jugador que horas antes tuvo una crisis de convulsiones ( Ronaldo) o de famosos chismes de sobornos entre jugadores y federaciones corren sueltas. Todo es posible. Nada más sorprende. No es de hoy que las mayorías están siendo manipuladas como tampoco que los intereses monetarios están por detrás de absolutamente todo, salvo honrosas excepciones, si realmente las hay. Los que viven de este enorme negocio comparten un libreto. Los dirigentes dando una de estadistas que organizan el evento para regocijo de la humanidad, los jugadores que van a dar su vida (sic) por el honor de la camiseta, los medios de comunicación que exaltan los orgullosos nacionales hasta la victoria final y las empresas multinacionales que se suben a este circo con los carritos llenos de productos para vender y facturar.
Y los hinchas? Bien, gracias, pagando toda esta cuenta, sufriendo por ver sus colores triunfar y llorando derrotas a lágrima viva.
Hasta eso ya fue comercializado. Hoy los hinchas más fanáticos fueron reunidos en legiones de choque que van a los estadios a luchar por sus colores, en batallas físicas con los rivales y fuera del campo de juego. Estas » tropas» son manejadas y comandadas por dirigentes y líderes que utilizan ese poder militar para hacer dinero con el alquiler del poder de fuego de estos fanáticos, apoyos políticos y manejo de tickets. En nombre del amor a la » camiseta», las muertes se cuentan por decenas, la violencia en los estadios se volvió casi incontrolable y los desmanes callejeros una constante. Los » holligans» en Inglaterra, los » tifosi » en Italia, » ultras» en España, barras bravas en Argentina o torcidas organizadas en Brasil, no importa donde, la furia es controlada, monetizada y encarrilada para fines definidos. Como explicar esto? Imposible. Es un extraño sentimiento esto del fútbol. Podemos resumirlo en la frase de Mark Twain » Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados»
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