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New Orleans: Caminando por la cuna del jazz

New Orleans: Caminando por la cuna del jazz
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No se puede hablar de New Orleans sin mencionar la influencia del jazz en su cultura.

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¡Hola!

Hoy voy a contarles algo de mi último viaje: hace pocos días, estuve en New Orleans, una

ciudad muy particular y con mucho para sorprenderse.

Esta ciudad fue tanto francesa como española, antes de transformarse en la capital del estado

americano de Luisiana. Fue fundada en 1718 por exploradores franceses que le dieron el

nombre de Nouvelle Orléans. En 1763, mediante un tratado firmado en Europa. New Orleans y

Luisiana pasaron a ser parte de la Capitanía General de Cuba, para luego volver a ser francesa a

partir de otro tratado europeo. En 1803 fue vendida a los Estados Unidos y pocos años después

se transformó en uno de los estados americanos.

El otro elemento para tener en cuenta es el huracán Katrina que dejó a la ciudad aislada y

prácticamente destruida, pero se recuperó y volvió a brillar otra vez, aunque todavía lucha con

las secuelas de ese fenómeno natural.

La ciudad es conocida por varios sobrenombres, como The Crescent City, describiendo su forma

a lo largo del Rio Mississipi); The Big Easy, una referencia a sus músicos ya que en algún tiempo

era fácil encontrar trabajo por allí, y The City that Care Forgot, referida a la forma amistosa

actitud que tienen los habitantes de la ciudad. Pero muchos conocen a la ciudad como NOLA,

que significa New Orleans Luisiana.

No se puede hablar de New Orleans sin mencionar la influencia del jazz en su cultura. Esta

ciudad que mezcló influencias francesas, hispanas, nativoamaericanos, afroamericanas y por la

inmigración de latinoamericanos , Italianos y americanos anglosajones que se fueron

instalando en una ciudad vibrante, se generó una fusión de estilos musicales que dieron origen

al jazz.

La abundancia de instrumentos de metal, procedentes de la desmovilización del ejército

confederado tras la guerra civil, crea las bases técnicas y sociales de la nueva música. Para que

aquello cristalizara en algo grande que tuviera dimensión nacional y más tarde internacional

hacía falta un artista con talento y carisma. Ese artista se llamó Louis Armstrong, que nació en

la big easy en 1901. Ya cuando había alcanzado la fama, llegó a decir que cada vez que cerraba

sus ojos al tocar la trompeta el regresaba al corazón de New Orleans.

No podemos dejar de mencionar la parte histórica de New Orleans, su vida nocturna inusual

en Estados Unidos, de su Mardi Grass, un carnaval presente en el corazón de esta ciudad

durante todo el año, de sus parques y lagos que en algunos lugares recuerdan a los lagos de

Palermo o al rosedal en Buenos Aires y creo que deberíamos volver a hablar de esta ciudad

para darle a cada una de estas cosas el espacio que se merecen.

Pero no podemos dejar pasar este primer contacto con NOLA sin dejar de hablar de su

gastronomía también influenciada como todo en New Orleans en una fusión de muchas cosas

culturas, de elementos y situaciones históricas muy particulares.

La Cocina Cajun

11200944_996124400405671_5993123807303769725_o (1)Los cajun fueron originalmente una etnia franco canadiense que fueron expulsados de Canadá

cuando los ingleses incorporaron la parte francesa de ese país a sus colonias. Entonces, los

Cajun emigraron para Luisiana y trajeron con ellos su gastronomía, que ya era una mezcla pero

que se unió con la gastronomía española colonial y con algunos rasgos de la cocina italiana

mediterránea además de incorporar a la gastronomía africana haitiana formando la cocina

Creole (o criolla) conocida también fuera de New Orleans como Cajun Country Cooking.

Usan condimentos fuertes, se destaca algo parecido al mirepoix en la cocina francesa donde se

mezclan cebolla, apio y morrones o pimientos cortados en trozos muy pequeños. Los platos

principales son fundamentalmente Crevette (a base de camarones) Crawfish etoufee

(cangrejos), el arroz sucio de Luisiana con carne picada de cerdo, el tradicional jambalaya (arroz

con camarones, pollo y vegetales), el gumbo ragout (una sopa con caldo arroz, unas salchichas

o chorizos ahumados y todo lo que se te ocurra agregar), el Andouille (embutido de carne de

cerdo ahumada aromatizada con ajo cebolla y vino) y como postre se destaca el tradicional

budín de pan.

El French Quarter en New Orleans es casi obligatorio: lo mejor es pasar una noche paseando

por este lugar principalmente por la mundialmente famosa Bourbon Street. En este paseo de

noche se puede cenar en restaurantes muy finos como Angeline, con cocina contemporánea de

Luisiana, o Antoine’s famoso por sus ostras Rockefeller. Si uno está cansado de comer Cajun,

puede hacer un escape a Irene’s Coucine para comer muy buenos platos de comida italiana.

Al salir, después de cenar, se debe caminar por Bourbon Street y divertirse en un karaoke a la

americana, tomar un trago en Lafitte’s, que según muchos es el bar en actividad más viejo en

Estados Unidos, o lo que es un sueño para los amantes del jazz: visitar los jazz clubs como

House of Blues o Preservation Hall, y muchos otros más que se encuentran por allí, todos de

excelente calidad.

Fue difícil para mí el hecho de resumir un viaje por una ciudad con tantas opciones como New

Orleans, pero espero haber podido, por lo menos, dar una introducción a la magia de esta

ciudad tan particular y espectacular a la vez.

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