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SOBREVIVIR LA DISTANCIA: CUANDO LOS QUERIDOS QUEDAN LEJOS.

SOBREVIVIR LA DISTANCIA: CUANDO LOS QUERIDOS QUEDAN LEJOS.
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SOBREVIVIR LA DISTANCIA: CUANDO LOS QUERIDOS QUEDAN LEJOS.

Frédéric Conrod

Poco somos en el sur de la Florida que no conocemos la sensación de extrañar a un ser querido que vive lejos de nosotros. Siendo de un punto de convergencia de inmigración latina, europea y norte-americana, casi todo habitante de los condados de Palm Beach, Broward y Miami-Dade tiene que vivir con la ausencia de personas que le son muy esenciales. El tráfico aéreo lo demuestra, con tres aeropuertos que conectan en alta frecuencia nuestra región al Caribe, las Américas central y sur, y ciudades del norte como Nueva York y Chicago.

El pan nuestro de cada día es vivir sin ellos: nuestra madre, nuestro hermano, la mejor amiga o el amor de la vida de uno. No nos toca viajar a sus brazos todos los días, y ahorramos, planificamos, vivimos con la esperanza de verlos pronto. La anticipación a este día que nos vamos al aeropuerto a buscarlos, o a salir de viaje nosotros, nos llena el corazón de alegría. La vuelta será más difícil pero mejor no lo pensemos ahora. Mientras tanto, no falta tecnología para mantenernos informados de los pequeños y grandes eventos que ocurren en nuestra rutina. ¡Hasta la abuela se conecta en Skype hoy en día!

Para muchos de nosotros, se complica el asunto aún más cuando se trata del ser amado con quien nos gustaría compartir nuestro techo y que nos calentará nuestras sábanas. Muchas veces debido a temas de trabajo, de inmigración o de obligaciones familiares, las parejas que viven su relación a larga distancia se cuentan hoy en día en millones en los Estados Unidos. El Sur de la Florida es un punto donde se encuentra una concentración muy alta de estos enamorados que tienen que resistir constantemente las pruebas del tiempo y del espacio.

Lo que era, hace algunas décadas, un fenómeno que afectaba sobre todo a los jóvenes que se iban separando geográficamente después de estudiar juntos en una misma universidad se ha convertido hoy en una tendencia involuntaria que no hace diferencia entre las edades. El mayor factor que exige que la relación amorosa se viva a distancia es, por supuesto, las exigencias del mundo profesional. Encontrar un trabajo adaptado a la formación de uno en el mismo sitio resulta extremadamente difícil para muchas parejas.

Rosanna tuvo que vivir 7 años lejos de su novio porque fue el tiempo que le costó para acabar sus estudios en Nueva York y encontrar un trabajo en Hollywood que le permitiera vivir con él. Sofía lleva 2 años de noviazgo con Miguel y se están pensando sacrificar la carrera profesional de uno de los dos para poder juntarse en el mismo lugar. Camilo conduce cinco horas cada fin de semana para encontrarse con su pareja que vive en Atlanta, y los dos pasan el fin de semana en un hotel barato a mitad de camino.

Cuando se trata de amor del bueno, los enamorados separados – calificados por el acrónimo norte-americano de LDR (Long-Distance Relationships) – tienen una voluntad, una fuerza y una paciencia que sobrepasa la de las parejas que tienen la suerte de vivir en el mismo espacio geográfico. Aunque el proverbio pesimista proclama que “los amores de lejos son amores de tontos”, la mentalidad cambia y evoluciona cada vez más hacia la versión anglo que replica que “la distancia hace que el corazón late más fuerte”. Existe hasta un Center for the Study of Long Distance Relationships en Indiana que se dedica a comparar el amor a larga distancia con el de los que comparten techos.

Si por un lado la relación LDR requiere de uno una fuerza increíble, y que puede llevar a momentos de profunda tristeza y hasta depresión, los estudios que las siguen de cerca no hacen más que enfatizar que estas parejas desarrollan una confianza, una comunicación y un conocimiento íntimo muchas veces superiores a las parejas que viven juntos, y que les hace durar más en el tiempo.

Mientras tanto, los enamorados a distancia evolucionan en su absoluta mayoría con la esperanza que la situación cambie y que se puedan reunir en algún momento en el mismo hogar, tema que suelen hablar regularmente y fuente de ansiedad para muchos

A continuación, unos consejos para los que viven en esta situación:

Guardar la esperanza: es fundamental pero también hay que ser realista y no hacerse castillos en el aire. El tiempo vendrá que alguna solución se presentará.

Comunicar frecuentemente con su pareja y compartir tanto lo bueno como lo malo: esconder sentimientos no se recomienda en este tipo de relaciones. Tampoco es productivo seguir en constante comunicación y no deja su espacio al ser querido.

Disfrutar de los momentos de separación también y no sentirlos como una ruptura con la pareja, y mientras tanto mantener un contacto sano. Siempre se puede mandar una foto de una sonrisa, de un amanecer o hasta de una marca de detergente recomendable al ser amadoque está lejos.

Incluir a la pareja en la vida social en los momentos de re-encuentros es fundamental. Muchas parejas se aíslan para disfrutar el uno del otro y se olvidan del mundo a su alrededor. Existe un balance que se decide entre los dos.

Skype! Skype! Skype! Es el mejor programa para los LDR. Facetime también funciona, pero lo ideal es tenerlo en una pantalla grande y estable que enmarque a las dos caras enamoradas con silencio a su alrededor para que los dos comuniquen tranquilamente siempre, que sea en la cocina o en las sábanas.

¡Regalos, sorpresas, poemas! Al no tener rutina diaria, los LDRs tienen que vivir su condición con más intensidad muchas veces, y las expresiones de amor que tienen se encuentran en las improvisaciones románticas de cada uno. Escribir cartas siempre es una buena idea.

Tener un/a amigo/a que también vive una situación parecida es un gran lujo para quien lo puede tener, porque los dos pueden compartir sus alegrías y

angustias sin agobiar a gente que no entiende las dificultades de estas relaciones por no haberlas vivido.

Los estudios demuestran que las parejas a larga distancia no tienen más probabilidad de romperse que las parejas que viven en el mismo lugar. De hecho, las que sobreviven a la distancia suelen construir una base fuerte para un futuro más sólido.

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