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Supersticiosa yo?

Supersticiosa yo?
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“Cuando crees en cosas que no entiendes sufres…” Superstition, Stevie Wonder.

En estos tiempos en que quedarse sin batería o estar en una zona sin wifi es una auténtica maldición, ¿las supersticiones siguen teniendo “actualizaciones”?

Con origen en miedos ancestrales, vinculados a antiguas creencias, a la cultura  y a leyendas urbanas o no, las supersticiones condicionan muchos de nuestros actos, llegando al nivel de obsesión para muchos. Nuestros temores nos hacen ser proclives a ser supersticiosos por naturaleza, es decir creer sin base racional que algo puede tener carácter mágico o  sobrenatural o que determinados hechos pueden dar buena o mala suerte. Viernes 13, gatos negros, espejos rotos… confieso pavoroso temor a la última, mientras recuerdo la rajadura del espejo de la cómoda de mi madre, y mi preocupación al mirarme en él…

Desde la psicología y la ciencia se combate el pensamiento supersticioso con el pensamiento racional positivo. Rafael Santandreu, psicólogo, en su libro “El arte de no amargarse la vida” nos plantea que la superstición coarta la libertad y por ende la felicidad. También le atribuye carácter supersticioso a la ley de la atracción…

Dicho esto y asumiendo que somos muy racionales (¡nos crecerá la nariz!) y que no creemos en ninguna, repasemos algunas las supersticiones más comunes y sus orígenes.

El número 13

Así como el 12 se vincula a lo sagrado, al ciclo completado, el 13 es el salto a la oscuridad. Hubo1 3 comensales en la Última Cena: uno traicionó a Jesús. En el capítulo 13 del libro del Apocalipsis comienza el fin del mundo. En el calendario Lunar es el solsticio de invierno, es decir, la muerte del sol, y en el Tarot el arcano 13 es la Muerte.

Puede  empeorar la suerte de un día 13? Claro, si es un viernes 13. Esto viene de la cultura escandinava y celta  donde el viernes es el día de las brujas por diferentes hechos que derivaron en idéntico final: provocar su furia, y reunidas en aquelarre esparcen sus maldiciones y conjuros por doquier.

Gatos negros

Sin duda pueden echar la culpa de su superstición a su carácter misterioso intuitivo y salvaje, una condición que para los egipcios les dio carácter de dioses, y para otras culturas, de demonios. Y el negro y la oscuridad, ya sabemos, tienen que ver con lo desconocido y lo temido.

Pasar debajo de una escalera

Miedo al patíbulo y la muerte. Quien tenía que colocar la soga en la horca, subía una escalera, por lo que quien pasara por debajo de ella podía encontrarse con el muerto.

Espejos rotos

Tan simple como que en antiguamente se sabía si la salud de un paciente era buena o mala dependiendo de su reflejo en él: nítido, buena salud, distorsionado, mala salud. Lo de los siete años de desgracia asociado a la rotura de espejos, tiene origen en el carácter mágico del 7, aunque una explicación más terrenal tiene que ver con que a finales del siglo XV los espejos irrumpen en la vida y los palacios de la época, siendo la mayor aspiración tener el más grande y por ende el más caro, por lo que su rotura costaba una verdadera fortuna, comparable, por ejemplo, al valor de un salario durante siete años…

Mirar a un tuerto, derramar sal… son tantas, algunas heredadas, otras adquiridas, y tan extendidas que nos parecen de lo más normales. Aun así, existen algunas que pueden entrar en el libro Guinness de los records por simpatía o rareza:

China y el número 4

Una experiencia subir en un ascensor y que no haya piso 4, ni 14, ni 24, aunque por solidaridad a la cultura occidental tampoco hay piso 13 en muchos casos. El miedo al 4 viene de que su pronunciación se parece a la palabra muerte.

Las escobas de Nigeria

Golpearse con una escoba en Nigeria podría volver impotente a un hombre y hacer   desaparecer sus genitales, según una de sus supersticiones más antiguas. La buena noticia es que podría ser contrarrestado si el damnificado golpea a un delincuente también con una escoba, por lo menos siete veces, por lo que ser delincuente en Nigeria es realmente una profesión de riesgo…

Suecos saltarines

Entretenido mirar en Suecia cómo se las arreglan para pisar algunas tapas de alcantarillas y otras no,  por una creencia de que las primeras, que llevan la letra K de “källvatten”, agua potable, en realidad es de “kärlek” que es amor, y las segundas que llevan la A de “avloppsvatten”, aguas residuales, en realidad es por “avbruten”, que significa ruptura. Prácticos, como siempre, tienen un antídoto para cuando pisan la segunda y así evitar la mala suerte en el amor: que alguien le dé tres palmaditas en la espalda…

Y tú…  ¿cuán supersticiosa eres?

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